No sé donde estoy, no sé que pinto aquí. A veces tengo la sensación de que despierto, y que veo la realidad, veo la pared del ataúd y me doy chocazos contra él. Sé que no estoy vivo, sé que morí hace tiempo ya, y que todo esto no es más que el residuo que mi espíritu ha dejado. Y ahora soy prisionero en esta cárcel por haber matado el tiempo.
Atentamente,
Álex.
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